"Cuando existe una innovación, los estadounidenses crean un negocio, los chinos lo copian y los europeos lo regulan"
Emma Marcegaglial MEDEF
Con
esta frase se daba inicio a la séptima edición de la Health 2.0
Europa celebrada el pasado mayo en Barcelona que desde 2010 presenta
las soluciones de vanguardia en cuanto a salud digital se refiere.
Al
igual que el cambio climático y el calentamiento global, la sombra
que amenaza con el colapso del sistema sanitario se hace cada día
más evidente. Lo suficiente como para que la industria farmacéutica,
gobiernos, aseguradoras y empresas privadas hayan dado el paso de
destinar buena parte de su presupuesto a la financiación de
soluciones más disruptivas en salud desarrolladas dentro del
ecosistema startup internacional.
Si
bien las soluciones que engloba la salud digital apuntan maneras de
cara a solventar este desequilibrio cada vez más evidente, también
plantean nuevos retos que ya se están teniendo en cuenta. La
medicina personalizada y los avances técnicos, entre otros, retrasan
la mortalidad y favorecen que enfermedades crónicas que hasta ahora
no eran tan relevantes despierten la preocupación en cuanto a
sostenibilidad económica se refiere.
Vivimos
la primavera de la innovación. La transformación digital que ya
impera en otros muchos sectores se nos plantea como imprescindible
para avanzar en un nuevo modelo de salud que diverge desde todos los
ángulos donde el paciente (por fin) se posiciona en el centro de la
ecuación e interviene de forma responsable en el cuidado de su
salud. El paciente "empoderado" es el nuevo paradigma del
sistema sanitario presente y futuro, implicado activamente durante
todo el proceso desde el diagnóstico de su enfermedad o incluso
desde su prevención. El "E-paciente" acude a la consulta
con la información acerca de sus síntomas y requiere una figura de
prescriptor que confirme o desmienta para decidir conjuntamente entre
las alternativas a su alcance.
Paralelamente
al nacimiento o transformación del paciente digital, la innovación
tecnológica ha reformulado la práctica clínica diaria. Si hace un
año parecía que el foco principal estaba centrado en el análisis y
tratamiento de Big Data, los wearables y las herramientas de
comunicación entre profesionales y pacientes, en los últimos meses
vemos como otras innovaciones se posicionan en primera línea. La
biotecnología, la impresión en 3D, la realidad virtual o la
gamificación son realidades que en ocasiones parecen sacadas de un
libro de ciencia ficción y constituyen en la actualidad la base
terapéutica, diagnóstica o formativa dentro del proceso
asistencial.
Ante
tal vorágine de datos, desarrollos y novedades, es necesario
implicar a todos los actores que componen este escenario y establecer
una estrategia conjunta que lleve, no solo a la digitalización de
los procesos sino a un cambio conceptual que aumente la eficiencia y
agilice los procesos aportando valor en todos los eslabones de la
cadena.